Por: Cecilia Ferrari. Abogada y Legal Designer.

TRISTE ÉPOCA ES LA NUESTRA!

ES MÁS FÁCIL DESINTEGRAR UN ÁTOMO QUE UN PREJUICIO.-Albert Einstein.

TODO COMIENZA CON UNA IDEA “LOCA”.

-Contratos redactados como comics???..-                                     

– Es un chiste no???. Estás loca!!!!!-.

-Imposible redactar algo tan serio como un contrato con “dibujitos”.-

 Son frases tan comunes, para los oídos de los que intentamos poner en acción nuestras palabras y diseñar un sistema legal distinto, empático, donde las personas sean realmente el centro, se nutran de él y les sea útil que, lejos de molestarme me motivan más a seguir en este camino.

Hoy en día no podemos negar que la tecnología y el diseño están transformando la vida de los contratos y una nueva generación se está abriendo camino. De puramente textuales a mucho más visuales, mucho más humanos se van abriendo camino distintos géneros de contratos. Y es entonces cuando en una de esas tantas vueltas del camino de la transformación, me encontré frente a frente con uno de estos nuevos “géneros” de contratos, los “comics book contracts”. Storytelling, pensamiento de diseño, lenguaje sencillo, todas estas herramientas puestas en estos “comics book contracts”, donde las personas realmente son el centro, y donde la desigualdad entre partes logra evaporarse.

Es, sobre esta creencia personal, que escribo estas líneas con el afán de presentarles este “género” de contrato, y con el ambicioso deseo de inspirarlos a visualizar y -por qué no? – diseñar muchos comics book contracts. Y así comienza mi historia, la del día en que me presentaron a los “comics book contracts”….

UNA NUEVA GENERACION DE CONTRATOS?.

Cuando ví por primera vez un comic contract, más allá de quedar deslumbrada, por sus dibujos y sus diálogos, lo primero que noté fue que era un contrato fácil de leer, con poco texto, redactado en un idioma muy sencillo, en el que sus partes y los derechos y obligaciones de cada uno de ellos se identificaban perfectamente a través de la visualización de cada uno de ellos.

 Entonces -como ustedes lo están haciendo seguramente ahora- me pregunté:

 ¿Qué habría motivado a su creador a diseñar un contrato de estas características?

¿Por qué el storytelling y los comics como herramientas de diseño del contrato?

 ¿Era posible llevarlos a la práctica o sólo quedaba en un deseo de su creador?.

Fue entonces que, animada por mi característica ansiedad de conocer más, descubrí a quienes sin conocerse, uno en Sudáfrica y  otra en Australia, son llamados “los padres” de los comic  books contracts, quienes les dieron vida y diseñaron poniendo en su centro a personas con características y necesidades distintas, pero con el mismo resultado empoderar a las partes.

Y les diré que un día, y por esos misterios que tiene la vida, conocí a Robert de Rooy. Un abogado Sudafricano que cansado de los abusos a los que los más vulnerables de su país eran sometidos al momento de ser contratados como fuerza de trabajo, tomó la decisión de buscar y llevar a la práctica  la manera de evitarlos.

Con esta meta, comenzó a gestar la idea de igualar a las partes, empoderando a los más vulnerables, mediante contratos más visuales que textuales. Si no sabían leer, los dibujos podrían mostrarles todos y cada uno de sus derechos y obligaciones que los vinculaba con su empleador al firmar el contrato.

Su proceso no fue sencillo y por supuesto que no lo transitó en soledad, sino trabajando multidisciplinariamente. Fue sumando a su equipo ilustradores, diseñadores y abogados-diseñadores.

En pocas palabras el proceso de diseño de los comic book contract de Robert de Rooy, comenzó de esta manera:

 Lo primero –como en todo proceso de diseño- se centró en comprender cuál era el desafío principal. En este caso:

 Rediseñar el contrato de manera que sea autosuficiente, exhaustivo y al mismo tiempo más visual que textual y que el texto sea en un lenguaje muy sencillo.

Así, cumplido este desafío, comenzó la intervención de los diseñadores e ilustradores que interpretaron ese texto ya rediseñado, y lo convirtieron en dibujos que representaban fielmente a través de sus escenas y diálogos la relación contractual que vinculaba a las partes intervinientes.

Y fue así que, en el año 2016 Sudáfrica vió nacer su primer comic book contract!!!.

SI!! EL primer comic contract rediseñado por Robert de Rooy y su equipo, que regula el trabajo de los recolectores de naranjas; especificando a través del comic las condiciones de contratación, el período de prueba, las sanciones disciplinarias que llevarían a la finalización del contrato, el sueldo, el horario, en fin, todas y cada una de las condiciones que aceptaba el recolector como parte de su relación laboral, están claramente representadas a través de este comic book contract. He aquí una imagen: [1]

 Y así mi admiración por él se acrecentó al tener la oportunidad única, de compartir un streaming (en época de pandemia ya no suena raro no?) en donde varios grupos de abogados de distintas partes del mundo, presentábamos nuestros prototipos de comics book contract.

Fue una charla amena, motivadora, abierta y sumamente enriquecedora, donde compartió generosamente, sus experiencias hasta llegar al presente.

Recibir en vivo su feedback sobre nuestro trabajo, es un aprendizaje invaluable para mí que recién dí mi pequeño primer paso en este maravilloso mundo de los contratos pensados para que todos podamos entenderlos.Los invito a visitar su página www.creativescontracts.com para conocer más acabadamente su trabajo.

Y de Sudáfrica y Robert de Rooy cumpliendo su sueño de igualar a los más vulnerables, viajamos imaginariamente a Australia, donde nos encontramos -gestando la misma idea de empoderar a las partes- con la Profesora de la Universidad de Western Australia (UWA) Camille  Baasch. 

El camino de la Prof. Baasch fue distinto al de de Rooy.

Como docente de la UWA, detectó las serias dificultades que pueden tener los estudiantes de ingeniería para entender la jerga jurídica compleja al momento de comprender sus obligaciones mientras trabajaban para UWA Makers.

UWA Makers es una sociedad estudiantil de la UWA donde no sólo se les permite a los estudiantes trabajar en sus prototipos facilitándoles las herramientas necesarias, sino que pueden colaborar en la resolución de problemas de prototipos diseñados por terceros.-

Asi. conjuntamente con el profesor asociado de la UWA, Adrian Keating, trabajó para redactar un contrato en el que utilizaron imágenes simples y un diálogo mínimo para transmitir los matices y complejidades que rodean los acuerdos de confidencialidad  que los estudiantes que trabajan en UWA Makers debían firmar. [2]

Habrán notado que  no estamos hablando de personas vulnerables por su escaso nivel de formación, sino de estudiantes universitarios y, sin embargo también ellos se encontraban en el mismo nivel de desigualdad que los trabajadores sudáfricanos al no comprender  cuáles eran sus derechos y sus obligaciones.

Estas dos realidades distintas de las partes para los que fueron pensados y diseñados los comics book contracts, son –a mi humilde entender- el derecho empático y centrado en las personas llevado a la práctica.

Para conocer más sobre el trabajo de la Prof. Baasch y su equipo pueden visitar la página www.comicbookcontract.com

¿REFLEXIONAMOS?

Sé lo que estás pensando en este momento…

Ya no te parece tan loca y poco seria la idea de rediseñar los contratos y visualizar su contenido a través de comics no?

Ya sabés que no son sólo para personas con bajo nivel de formación académica, ya tenés claro que se pueden diseñar para cualquier nivel de formación y que definitivamente, los comic book contract igualan a las partes, no importa su condición social, su nivel de formación, ni su vulnerabilidad; lo único importante es que empoderan a las personas, logrando que se relacionen en un plano real de igualdad.

 Y cuál si no el de empoderar a las personas logrando que se relacionen en un nivel de igualdad es el objetivo del derecho?

Queda preguntarnos  si estaremos a la altura -como profesionales del derecho- de “pensar fuera de la caja”, superar nuestros prejuicios y abrir nuestra mente al sinfín de posibilidades que nos brinda la tecnología, el diseño legal y los innovadores del derecho para adaptarnos a este nuevo mundo tan cambiante y tan frágil.

Espero en estas pocas líneas haberte entusiasmado, motivado y animado para sumergirte en el mundo del comic book contract aunque más no sea para conocer el trabajo de dos innovadores como Robert De Rooy y Camilla Baasch.

Por mi parte, que me autodefino como una “verdadera creyente”, encontrar otra manera de rediseñar un contrato de una manera sencilla, amigable y empático  es un sueño hecho realidad. Ojalá nos acompañes en este sueño. Yo como es mi costumbre me tiró sin red!!!



[1] Primer Comic Contract diseñado por Robert De Rooy. Imagen de www.creativescontracts.com

[2] Contrato diseñado por la Prof. Baasch y Keating. Imagen obtenida de www.comicbookcontract.com

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